Hoy es uno de esos días en los que desearía desterrar cada gota de Ana que hubo en mi, cada instante vivido junto a este mundo, cada alegría que sentía cuando la balanza bajaba. Todos y cada uno de los momentos que pase a su lado, los buenos y los malos, porque al fin y al cabo Ana y yo eramos como una pareja; con sus discusiones, sus gritos y enfados y sus encantadoras reconciliaciones.